En els mesos de març i abril de 1918, embarcats en el vapor Trini, durant el viatge de Barcelona a Manila (Filipines), veuen i viuen diverses situacions pròpies de la primera guerra mundial. Van creuant el Mediterrani cap al Mar Roig entre bucs de guerra i submarins. Són uns dies de tensió a la Mediterrània, zona de gran conflicte bèlic naval i no se sentiran tranquils fins arribar a Port-Said, Canal de Suez i Mar Roig.
Ell ho descriu en el diari personal Memorias de un viaje a Manila i en les cartes que envia a la família.
Durante todo el dia vamos viendo la costa de Africa, costa baja por el estilo de Portugal en la ensenada de Bona hay varios barcos fondeados, durante el dia varios vapores que iban convoy.
En la carta que arriba a Barcelona, oberta i retallada pel censor, es pot apreciar el neguit i la preocupació que té pel perill d’atacs per part dels submarins alemanys.
Como digo la travesia fue buena; tiempo esplendido sin ver ningun submarino. ¡Dios nos libre de haber visto ninguno¡ Sin embargo es tanto el recelo que hay; que en la madrugada del 14 hubo gran alarma. Hacia una hora y media (eran la 1 ½ que nos habiamos acostado la guardia del 1er oficial, y estaba yo durmiendo tranquilamente, cuando oigo una voz que me llama ¡Juanito! ¡Juanito¡ creia que era el momento de entrar de guardia otra vez y pensaba que habia dormido poco; enseguida vuelvo a oir levántese¡ un submarino, bueno, al sentir esta palabra, que leida en los diarios y dicha en tierra nada significan, porque en medio del mar sin ver nada de costa, y a altas horas de la noche tiene tanta trascendencia, me levanté, como pude cogi la americana y los zapatos en la mano (únicas prendas que me habia quitado ya espresamente para en caso de apuro) y eché a correr para ganar la cubierta pero que tanto alarmó, no fue sino un islote llamado Lampion, que los italianos (creo que pertenece a ellos) tienen alli sin faro. Toda esta costa es muy baja asi es que no vimos Alejandria hasta que la tuvimos encima.(19 de març. Carta a la tia Maria Llosas des d’Alexandria)
Arribats a Alexandria escriu que on estan fondejats tenemos un barco inglés hundido. Se le ven las dos chimeneas y una cubierta alta. Piden para sacarlo a flote 45 mil libras esterlinas.
En la carta del 27 de març adreçada a la cosina Paula des de Port Said, li diu:
Salimos del puerto de Alejandria ayer a las 12 de la mañana habiendo tenido una tarde y noche de navegación preciosisima, hemos cruzado durante la noche con un convoy y con un barco patrulla. Nosotros ibamos solos, mejor, porque asi logramos pasar la ruta de más peligro con más seguridad, a pesar de que todos los faros que hay desde un puerto al otro estaban apagados. Como te digo por ahora ya hemos pasado el peligro puesto que para nada tenemos que entrar en el Mediterraneo toda vez que Port Said, está dentro del canal de Suez. Y cuando hayamos descargado y cargado nuevamente, carga general y probablemente mil toneladas de sal, seguiremos el canal que se necesitan 14 horas para pasarlo e iremos directos al infierno (Aden). Aquí en Port Said tenemos que embarcar a 41 hombres de la tripulación del “Villamer” barco de la compañía general de tabacos de Filipinas que lo torpedearon en Noviembre; los llevamos a Manila. El capitan Gerardo Rosés es del Masnou.
Arribar a Port-Said li produeix un cert alleujament, una tranquilitat . Així ho escriu el 28 de març a les Memorias de un viaje a Manila:
Salimos de Alejandria el martes 26 a las 12 de la mañana pasamos la tarde y noche con una navegación preciosisima, llegando a Port-Said a las nueve de la mañana del dia 27 enterandonos que en dos dias antes habian tirado cuatro barcos de un convoy a pique. Los faros de toda esta costa estan apagados. Menos mal que ya hemos salido del peligro por ahora.
Però tot i haver passat el perill de viure en la pròpia pell la guerra, també al Pacífic podien veure les conseqüencies desgraciades del conflicte, com explica en les seves Memorias de un viaje a Manila, el dia 23 d’abril en el trajecte d’Aden (Iemen) a Colombo (Sri Lanka).
Durante todo este tiempo hemos navegado solos, ni un solo buque se presentó a la vista, digo mal, uno, en la noche del sabado al domingo; la morada del dolor, un vapor convertido en hospital, todo su costado iluminado de luces verdes distinguiéndose entre ella la luz roja de situación, bonito aspecto el de esta iluminación, como si con él hubiesen querido al idearla esconder al espectador que lo vé de fuera y a distancia las penas y sufrimientos que pasa el desgrciado que está abordo. Penas materiales y morales, materiales por los sufrimientos de las heridas en el cuerpo, morales por las angustias de las heridas en el alma, unas y otras matan. Cuantos, en aquel buque, igual que yo; al salir de su casa para ir a guerrear, dejaron en ella sus grandes amores; con la diferencia de que yo tengo la esperanza de volver a verlos y a ellos les cabe la desgracia de ir, después de un penoso viaje en este vapor, a morir en un hospital de la India, sin que puedan cuidarle ni enjuagarle una lágrima los seres á quien tanto ama.