22 cartes, 11 per a cadascun d’ells, en aquests 3 mesos de doble viatge als ports d’Avilés i Gijon.
En elles s’aprecia que no li agrada massa el temps del nord d’Espanya i la descripció que fa del port de Gijon és com si visionessim un film en blanc i negre. Fins i tot descriu el fum, el soroll, els pitos dels vapors… com es pot apreciar en aquests dues cartes:
Estimada Carmen: Los dias hermosos de verano que disfrutábamos en este pais desde aquel, de nuestra llegada parece que por fin han tocado a su término, ya el cielo no es azul y por lo tanto no luce el sol, el aspecto es tan vulgar y conocido de los que frecuentamos el norte, cielo encapotado, nubarrones negros, lluvia fina y menuda, la hierba de los prados brilla por la humedad empiezan a salir las madreñas y las botas de agua. Parece que renace la tristeza del ambiente y en éste precisamente que nos circunda que entre panoramas de montañas con frondosas arboledas se mezclan la negrura del carbón y del humo, de las chimeneas de los buques, parece que la visión es más propicia a invadir el espiritu de nostalgia y de tristeza. Y al contemplarlo es quizás cuando más despierta el recuerdo de aquellos panoramas de nuestro Mediterraneo azul con sus pueblecitos blancos a la orilla del mar latino donde la naturaleza se ha mostrad pródiga aportándole la alegria de su lux que muestra la belleza exuberante y dá al ánimo o al espiiritu buenaventuranzas de amor y de fe. Avilés, 24 de septiembre 1940
Estimada Carmen: Le falta a este viaje, la sensación de lo nuevo. Ni sensaciones agradables ni emociones nuevas que vengan a perturbar la monotonia de los dias, de estos dias grises, de estos dias tristes, de otoño norteño, la lluvia sempiterna que cesa algunas horas par recrudecer horas más tarde, ráfagas de viento, ruido de vagones, estridencias de pitadas de vapor, amalgama de negrura de carbón con los colores grisáceos y pardos de la montaña, que como un muro gigantesco priva la vista al más allá, barcos, más barcos, sin una nota de color, ruido de piquetas que al picar en los costados de estos buques ensordecen el espacio, puerto carbonero en suma que no tienen de agradable éste como todos, más que el momento en que uno se aleja de ellos. Gijon, Musel, 9 de noviembre 1940