alta mar, 3 d’abril de 1918

“Como te dije en una crónica anterior llevamos los tripulantes del Villamer que por cierto traen instrumentos de música que nos hacen pasar ratos agradabilísimos entre ellos un gramófono, y a esto viene lo que voy a decirte. Cuando he salido de guardia, ahora a las seis y después de haber reido un rato con los oficiales entré en la cámara, a los acordes del vals de la Viuda Alegre. Una sensación estraña pasó por mi cuerpo y una visión clara de otros tiempos, por mi mente; tiempos no muy distantes de los de ahora, por aquel entonces en que las placas de Farguell hacian nuestra delicia y al compás también de la música sonora y armoniosa de la Viuda, me enseñabas a bailar” (…)

 

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