“Hoy a las 10 de la mañana empezaron a descargar. ¡Valgame Dios que descargadores! Si los vieras te darian miedo. Te diré para empezar que son presidiarios árabes. Visten miserablemente, unos con túnicas, otros con pantalones de estos estilo turco, pero en conjunto todos rotos, sucios. Unos color negro, otros cobrizos y algunos blancos. Vinieron a bordo y no se marcharán hasta que no acaben la descarga, duermen en cubierta al intemperie, peor que los perros y para comer les dan a cada comida una tarta redonda del tamaño de un plato de harina de maiz con un poco de queso, esto es todo lo que comen en un cuarto de hora que les dan para ello, cada vez. No te parece que estos tienen derecho a quejarse de la sociedad burguesa, y en cambio no dicen nada, al cuidado de ellos está un oficial de policia secreta y a la menor cosa que haga uno les da latigazos sin ninguna consideración. Y luego al ir nuevamente a tierra les mandan si han cometido alguna falta, una temporada a presidio. Triste condición humana la de estos infelices, no obstante en parte les está bien, pues nos contaba el policia que por la ciudad, cuando ven algun europeo, que vaya solo, lo asesinan para robarle lo que pueda llevar”(…)