Pireo, 1 desembre 1919

Primero te diré, que antes de salir de Barcelona, pasó por el muelle la billetera de la rambla con la mujer del puesto de flores, y a ellas les compré los décimos de Navidad para la tripulación en los cuales tengo yo una participación de Siete ptas. Sesenta cts. Incluyendo la prima dicho número es el 10.277. Además tanto yo como Jaime Canaval le compramos un decimo para el dia 1º de Dbre. El nº es 04302 quedaron depositados alli. Después de salir (dos de la tarde) , fuimos a Premià a silbar para decirle adiós en el camí real frente la verja del tren vimos las “noyas” que nos saludaban con el pañuelo; los gritos de los chiquillos gritando el Trini el Trini eran estruendorosos. Ya anochecia cuando tomando como punto de partida aquel trozo de calle comprendido entre can Sarda y a can Canaval emprendimos la ruta hacia el cabo Sparviento en la isla de Cardeña en el que llegamos dos días después. Navegando a la vista de la costa de esta isla unas cuantas horas la dejamos después para ir en busca de la de Sicilia. Veintidos horas hicieron falta para llegar al islote Maritimo que está en la extremidad. Ya, después fuimos cruzando la punta Gratinola y durante la noche, los faros de los cabos San Marcos, Roselló, Licata y Scalambri como asimismo el resplandor de las grandes poblaciones de Girgenti y otras se ofrecieron, a nuestra vista. Veinte y una hora para recorrer dicha isla. Ya después emprendimos ruta, distinta del viage pasado y fuimos en busca de la isla de Skinary situada en la peninsula de la Morea, a la entrada del golfo de Patrás. A las ocho, entrando en dicho golfo, como después lo hicimos en el golfo de Lepanto. Noche de mucha vigilancia fue, aquella muchos faros a la vista entre ellos el de Axia, navegando toda la noche entre tierra por cada lado, al amanecer estábamos al través del cabo Psaromyta a tan poca distancia, que casi lo tocabamos con las manos. Durante la mañana fuimos navegando por el golfo siguiente a los otros mencionados, que se llama de Corinto, el terreno muy montañoso ofrecia grandes y hermosas perspectivas, algunos picos de estas montañas, nevados, en sus faldas grandes poblaciones y en otros sitios en sus gargantas se veian pueblos con casas de payes escampadas, al estilo de Vallromanas o Vilamoajor, alguna se parecia a Ribas. A las nueve de la mañana llegabamos frente al canal de Corinto, situado cerca de él está la famosa población de dicho nombre, viendose aun algunas ruinas antiguas entre ellas la Acrópolis. Con un práctico abordo nos metimos dentro el canal, éste es tan estrecho que si lo fuera un poco más, la acequia Condal a su cruce por la calle Bogatell seria el Atlántico a su lado. Solo puede pasar un barco, si no es de gran porte, la gran corriente acumulada alli hace que el timon obedezca con gran dificultad y empiece el buque a embestir a un lado y a dar trompazos en otro, y asi es como se pasa. El corte de las montañas para la abertura es tan alto que estando adentro no es posible ver el sol asi es que cuando sale aquella magnífica claridad parece ya una cosa extraña. A una banda y otra hay como unos muelles que solo pasa una persona, y por ellos trasnitaban unos chiquillos que nos mendigaban limosna y solo alargar un poco la mano se las podiamos dar. Ya fuera del canal, siguiendo un rumbo casi recto a él fuimos a Pireo no sin antes pasar por entre algunas islas del laberinto que forman las muchas que hay dentro del golfo de Athenas. A las cinco de la tarde o sea, a los seis dias justos hora con hora del saludo de Premiá, llegamos a Pireo. Mañana creo que empezamos a descargar. No sé, los dias, que estaremos aquí, aunque creo que si no hay contratiempo no seran muchos. Hoy, al mediodia empezaron los buques surtos en este puerto (que son muchos) a pitar y las campanadas a doblar, armando un gran alboroto, para conmemorar la llegada del gran Venizelos. En Athenas creo que cerraron todas las tiendas (…).

Juan
Pireo, 1º Diciembre 1919

 

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