Colombo, 30 d’abril
“Los armadores podran dar gracias por el inconveniente porque, quizás gracias a él se pudo hacer un buen flete de fardos de pieles para Manila, con trasbordo a New York y Genova, ya ves si viajaran estos fardos, cuando los de éste último puerto lleguen a su destino no serviran para nada de lo viejos que serán. Pues, si, como te decia, este puerto era aburridisimo, como es natural no pudimos saltar a tierra, asi que teniamos que pasarnos los ratos libres contemplando las montañas que sirven de muralla a la gran bahia, montañas que al igual que el resto del pais parece que la Naturaleza se conjuro para despojarlos de todo germen de vegetación, seguramente por haber sido de los más refractarios a admitir la “Divina Palabra”. Por la noche sentados en cubierta tomando el fresco veiamos los cohetes y señales de luces con toda clase de combinaciones y seguidamente después oíamos la detonación de los cañonazos y ametralladoras que disparaban en el frente turco-inglés, con decirte que estaba a quince km. Debido al fuerte calor reinante, y a refrescar poco la temperatura a causa de no llover (hace más de siete años que no ha caido una gota de agua) la gente no necesitan, sastres y zapateros ni costureras; visten lo mismo que el dia que nacieron, solamente un trapo indecente les sirve de taparrabos (…)”
Juan
Colombo 1º Mayo 1918
La carta esta empezada el 30 Abril dia de llegada.