Contestando, a ella, te diré, que lamento, grandemente la situación que atraviesa Barcelona. Es hora ya de que las gentes comprendan el mal que están infiriendo a tan hermosa ciudad y procuren conservarla y llevarla, aun, a mayor grado de esplendor. Yo creo que los hijos de la tierra que, deseamos el bienestar de ella, no lo lograremos hasta que hayamos barrido esta semilla, de discordias, que vienen de otras regiones en forma de personas a buscar la fortuna en Cataluña y pregonan luego que los catalanes son una manada de animales. Cuando hayamos hecho esto, y todos los hijos de Cataluña comprendemos, que para levantarla el nivel de nación culta, nos basta nuestro solo esfuerzo, es decir creando nuestras leyes y nuestro gobierno, y no necesitamos la ayuda ni, de leyes forasteras, que por el solo hecho de serlo, son ya perniciosas, ni de hombres que predicando querer nuestro bien desean la destrucción, entonces es cuando lograremos hacer de la patria chica, un pueblo dispuesto a seguir en la vanguardia de los civilizados, porque el mismo orgullo de la raza lo exigirá, y ante él, claudicaremos de nuestras ideas cuando éstas quieren llevarnos por caminos tan absurdos como lo que que presentan hoy. Si efectivamente la Verge de Montserrat es la patrona de Cataluña y tiene el poder ante Dios, y verdaderamente, ama, a su patrocinada, no tendria que permitir que estas cosas ocurrieran. (…)
Juan