Constantinoble, 20 gener 1920

Nosotros también teníamos que ir a dicho puerto pero tio Floro, al llegar al primer puerto rumano vio la cosa muy mal parada, tomando un acuerdo muy plausible para nosotros; quizás no tanto para los consignatarios o armadores, que fue la de descargar toda la carga en Constanza librándonos asi de quedar durante tres meses encerrados por los hielos del Danubio cosa que no hubieran deseado los armadores y menos nosotros, puesto que el “Trini” no está en las condiciones debidas para ir por estas tierras de frio.

Después de descargar salimos el dia 14 para la Bahia de Bender Erekli situada en Anatolia. Si bien tuvimos el dia de salida bueno en cambio el de llegada no lo fue tanto. Llegamos al medio dia, hora que empezó a llover. Por la tarde empezó un fuerte temporal de viento y mar, por cuya causa a las ocho de la noche, se rompió la cadena de un ancla que estaba fondeada. Entonces empezaron las angustias y temores de aquella noche interminable. Aguantando los rigores del inmenso frio y soportando la fuerte lluvia y viento huracanado, permanecimos cada cual a su sitio hasta que a las dos de madrugada (dia 16 Enero), rompió la otra cadena entonces salvando todos los obstáculos “barcos a pique, barcos fondeados, etc. logramos hacernos a la mar capeando el inmenso temporal reinante, al hacerse de dia decidimos seguir hasta Constantinopla y asi lo hicimos a pesar del gran temporal, ayudado de agua y nieve en abundancia. Y en este puerto llegamos el sábado 17 de arribada, satisfechos de haber dejado solamente las anclas en un parage, que de no haber sido la serenidad y también debido a un milagro providencial hubiéramos con toda seguridad dejado el Trini estallado por las rocas y también a alguien de nosotros; sino a todos, le hubieran servido de tumba las aguas del Asia. Esta agua del mar Negro, que con sus campos de minas y sus malos tiempos, es más negro que la misma negrura de la muerte. Resultas todas ellas de tener armadores que no entienden en barcos, y no tienen ninguna persona competente, que los asesore. Y aceptan fletes que no saben los malos resultados, que pueden darles.(…).

Juan
Constantinopla 20 Enero 1920

< Carta anterior

Carta posterior >

 

Comments are closed.