Constantinoble, 1 gener 1920

Hace dias que estamos ya en este puerto, gran demora la originaron dos factores, que en mi concepto son la gran desorganización administrativa producida, quizás por el estado moral en que han quedado estas potencias después de su aniquilamiento, que hace darles un aire de tanto me dá, al ver su suerte en suspenso de los acodes de las potencias aliadas. Pues en resumidas cuentas puede decirse, que en la actualidad la capital del ex -gran imperio otomano no es ni “chicha” ni “limoná”. El otro concepto de que le hablo es la miseria producida por esta desorganización: Voy a contarle algún caso para que se haga cargo de mis argumentos. Nosotros estamos atracados en el mismo muelle de la aduana, y debido a ello, nada más facil, que los cargadores depositaran su mercancía en ella. Pues no es así, dichos señores vienen a bordo y escogen su mercancía caja por caja, clasificando las marcas en la misma bodega (a esto es debido la demora) y las ponen en lanchas y gabarras alquiladas al efecto, costándoles el alquiler 20 liras turcas equivalentes en la actualidad a 120 ptas. diarias, para que les sirvan de depósito hasta el dia que llegue la fiscalización aduanera, y todo esto para no entregarlo a la aduana, pues saben que si lo hacen, la mercancía merma mucho, ya que ésta la tiene una infinidad de tiempo entretenida, dentro sus almacenes o bien en los muelles, a resistir el agua en caso de lluvia o los rayos solares en los dias de sol, puesto que muchas veces no se preocupan de taparlas y cuando las tapan lo hacen con encerados tan deficientes que equivale a lo mismo que si no existieran. Estoy viendo diariamente como descargan las cajas o fardos de mercancías y en lugar de estivarlas, las ponen en una pila como si fuesen cereales a granel. Debido a esto muchas cajas se rompen y los géneros van a parar al fango que nunca falta en este muelle.
Resultando que hay un gran stock, de toda clase de mercancias pues hay que tener en cuenta, que a diario llegan buques de todas nacionalidades cargados en ellas, a tal extremo que según me decia un comerciante catalán, cree que hay más existencia en Constantinopla que en toda la provincia de Barcelona, no obstante esto al mercado, al detall, alcanzan precios fabulosos todos los artículos, ayer leí un diario que se quejaba de que en la gran rue de Pera los colmados vendiesen la botella de champagne a 125 francos moneda francesa. Acompañado de este mismo comerciante catalan y de un fabricante tambien catalan apellidado Camps fui al hotel y pude fijarme, que cada manzana estaba valorada según nuestro cambio, a 2’50 ptas. la tajada de melon y mandarina 2’50 ptas y cada plátano 2 ptas. Y no pongamos precio a la ropa. Muchos generos para nosotros resultan baratos algunos de ellos me atreveré a decir que tanto como en España, pero es porque la moneda turca tiene una depreciación grandisima puesto que la lira turca, que su valor nominal creo que son 20 o 25 ptas vale hoy, 5 y 5 ½ ptas pero si estuvieramos en tiempo que el cambio se normalizase, seria imposible comprar nada, pues la manzana que cuesta 2’50 valdria 6 y 7 ptas. Me parece que si a Eva le hubiese costado este precio no habría cometido el pecado origen de todos nuestros males.
Toda esta aglomeración de mercancías es debido a que en Rusia, Bulgaria, Rumania, etc. están atravesando una gran crisis comercial debido a las circunstancias de orden interior, y como quiera, que Constantinopla es el centro distribuidor de todos estos paises, por esto también se ha paralizado la actividad. Me decia uno de los comerciantes mencionados, que se contentaria este viaje, no solamente con no ganar nada sino con tener una pérdida de 15 a 20 mil pesetas, pues según él tenia entendido, si dentro de poco tiempo no mejora la situación comercial, muchos comerciantes especuladores se iran a la ruina.
Aquí tiene explicado algo de la situación.
Según noticias que llegan hasta nosotros parece que la situación de Barcelona y Cataluña entera es desesperada. Mucho lamento estos percances y deseo que cuando regrese de viaje se haya normalizado todo (…).

Juan
Constantinopla. 1º Enero 1920

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